Moreno prometió subsidiar a los textiles que no suban precios

Martín Kanenguiser
LA NACION

«Ustedes blanqueen gente, inviertan y no suban los precios. Nosotros tenemos fondos ilimitados para ayudarlos con las cargas sociales.» Palabras más, palabras menos, éstos fueron los curiosamente amables términos en los que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les prometió generosos subsidios a los empresarios textiles a cambio de que no contribuyan a la ya lanzada inflación 2010.

El encuentro fue el viernes pasado en el despacho del polémico funcionario, pero trascendió ayer, de cara a la reunión que la presidenta Cristina Kirchner mantendrá mañana con empresarios en la residencia de Olivos.

En forma paralela, el ministro de Economía, Amado Boudou, se encontró ayer con la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA) en un desayuno reservado en el que también les pidió a los empresarios que aceleren sus proyectos, mientras que éstos le expresaron sus temores por el «ruido político» (ver aparte).

Como parte de su estrategia de reaparición en escena, Moreno logró una importante convocatoria en su despacho, entre la Fundación Pro-Tejer, la Federación Argentina de Industrias Textiles, la Cámara Argentina de Fabricantes de Sweaters, el sindicato textil y varios empresarios importantes del sector.

La mayoría de los asistentes, según admitieron a LA NACION, esperaba una reprimenda a los gritos, pero se encontraron con una faceta tranquila del encargado de vigilar que los precios no suban en las estadísticas oficiales.

De buen talante, Moreno abrió el juego para que los empresarios le presenten un plan de inversiones, que deberá estar terminado este viernes, cuando volverán a encontrarse «para hallar mecanismos de mejora de la competitividad», se indicó.

Acompañado pasivamente por funcionarios de la cartera de Industria, el secretario de Comercio les comunicó que la orden presidencial es que los precios no se incrementen en el sensible rubro de la indumentaria, mientras los hombres de negocios se miraban entre sí con mucho cuidado.

«Es imposible pensar en que no haya incremento de precios cuando los costos aumentaron en forma notable en los últimos meses. En 2009, todo el mundo toleró trabajar a pérdida, pero ahora ya eso no es posible», comentó un hombre de negocios que mantiene buenos vínculos con el oficialismo.

Para el ejecutivo, «gran parte de la inversión en el sector está basada en el trabajo de las pymes, que no tienen el margen de las multinacionales como para no aumentar los precios, aunque éstas siempre tienen forma de descargar el aumento en los costos».

Pero nadie se animó a quejarse, porque el sector textil está entre los más beneficiados por el régimen oficial de restricción de las importaciones, lo que compensa el atraso cambiario que algunos empresarios comienzan a advertir.

De todos modos, los empresarios observan un buen panorama en términos de demanda interna y exportaciones.

Además, como para mejorar el humor de los asistentes, Moreno les dijo que si aumentan el nivel de formalidad de sus empleados (el sector está entre los que contienen uno de los mayores porcentajes de empleo en negro) también los ayudará con un subsidio para las cargas sociales. El eslabón de la cadena con mayor nivel de informalidad, admitieron varios de los consultados, es el de la confección.

«Ustedes blanqueen, nosotros tenemos fondos ilimitados», dijo Moreno, curiosamente, cuando el Gobierno aparece desesperado por conseguir recursos fiscales para financiar el presupuesto y cumplir con sus compromisos preexistentes.

Ninguno como chino

El esquema de asistencia sería similar al del programa Repro del Ministerio de Trabajo, que le permitió al Gobierno ayudar con el pago parcial de salarios a 143.663 trabajadores de 2770 empresas en problemas por la crisis económica.

En particular, se volvió a mencionar el caso de la gigantesca feria bonaerense de La Salada, que para los empresarios textiles constituye un claro ejemplo de competencia desleal.

Conforme por el encuentro, el jefe de la Asociación Obrera Textil de la República Argentina, Jorge Lobais, señaló que «todos haremos un aporte para que mejore la competitividad, pero si la idea es ser como los chinos, no va a ser posible».

Lobais advirtió que los «dueños de algunas marcas están subiendo los precios, aun con la protección que tienen por el lado de las importaciones». Además, expresó su respaldo a la posibilidad de blanquear trabajadores con el apoyo estatal.

Fuente: La Nación

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